viernes, 5 de diciembre de 2014

Los Viajes


Desde siempre el hombre viajó para comerciar y también empujado por la curiosidad.
Ahora viajar es siempre más fácil y económico gracias a las nuevas comunicaciones y a la Internet que nos permite organizar un viaje cómodamente utilizando la computadora. De esta manera todos pueden viajar a un precio moderado.
Muchísima gente viaja para relajarse y huir de la realidad y de los problemas que encuentra en la vida cotidiana porque cree que en otro lugar todo irá mejor. (Síndrome de Montaigne).

Viajando, muchas personas se sienten libres y realizadas. Cuando se viaja no importa levantarse temprano o ir tarde a dormir lo que es importante es disfrutar plenamente del lugar que se visita en todas las facetas, ver todo lo posible: paisajes, monumentos, museos y también tiendas y probar la cocina y la cultura del lugar, porque se da cuenta que no se estará allí para siempre y se tienen los días contados. Todo este vivir en plenitud hace sentirnos vivos.
¿Pero qué causa el deseo de viajar?
Para responder se recurre a la psicología del viajero y no hay una respuesta única para todos: hay quien decide viajar para relajarse o tomarse tiempo para sí mismo o para conocer a nueva gente, consolidar amistades o para fantasear otra identidad aprovechando que no se conoce a nadie. Hay personas que ven los viajes como una oportunidad de enriquecerse culturalmente, o como una manera de aprender nuevos idiomas. Hay quien quiere viajar para acrecentar su autoestima, en efecto un viaje te pone frente a muchas dificultades y obstáculos y superándolos nos sentimos orgullosos de nosotros.
El síndrome del viajero eterno, entonces, es la necesidad de estar constantemente en otros lugares y el solo estar en un aeropuerto o en una estación produce la sensación de estar en el límite con otra dimensión. Un viajero eterno nunca podría ser feliz si sigue viviendo en un solo sitio.
Viajar es importante porque al viajar se descubren y se experimentan cosas nuevas, entrando en contacto con culturas, maneras de vivir e idiomas diferentes. Un aspecto muy interesante de los viajes es el crecimiento de la persona y la capacidad que tiene en adaptarse a cada situación especialmente si se viaja solo porque es el único responsable de todas las decisiones que se toman y de las consecuencias.
Como por todas las cosas también los viajes tienen lados negativos. El síndrome de París es un claro ejemplo: es algo que pasa a mucha gente cuando viajan por primera vez a París; ellos tienen una imagen tan idealizada de la ciudad que si duda no corresponde con la realidad y se muestran desengañados y a veces entran en depresión o en crisis nerviosa.

Aunque yo no viajé mucho me encanta viajar porque cuando viajo hago cosas que no suelo hacer normalmente y me siento libre, mis ojos se transforman en los ojos de un niño que ve todo por la primera vez y nunca deja de sonreír. Quiero disfrutar todo el tiempo posible sin pausas.

Yo creo que con el consolidamento de las redes sociales nos distraemos de los viajes porque estamos más pendientes de compartir con los otros nuestras experiencias. A menudo cuando se hacen fotos se mira el paisaje o un monumento en la pantalla del móvil y no con los ojos; y por eso se pierde un poco de magia cuando se viaja.  Fuentes